Antes de entrar en el parque, en la Av. de Isabel la Católica, nos encontramos un monumento tipo mural que hace referencia a la cultura hispanoamericana, es el monumento a Ruben Dario, propulsor de la renovación métrica.
Inclitas razas ubérrimas, sangre de Hipania fecunda, espíritus fraternos, luminosas almas, !Salve!
El poema sigue..........
Porque llega el momento en que habrán de cantar nuevos himnos
lenguas de gloria. Un vasto rumor llena los ámbitos;
mágicas ondas de vida van renaciendo de pronto;
retrocede el olvido, retrocede angañada la muerte;
se anuncia un reino nuevo, felíz sibila sueña
y en la caja pandórica, de que tantas desgracias surgieron
encontremos de súbito, talismánica, pura , riente,
cual pudiera decirla en su verso Virgilio divino,
la divina reina de luz, !la celeste esperanza!
Pálidas indolencias, desconfianzas fatales que a tumba
o a perpetuo presidio condenaseis al noble entusiasmo,
ya veréis al salir del sol en un triunfo de liras,
mientras dos continentes, abonados de huesos gloriosos,
del Hércules antiguo la gran sombra soberbia evocando,
digan al orbe: la alta virtud resucita
que a la hispana progenie hizo dueña de siglos
Abominad la boca que predice desgracias eternas,
abominad los ojos que ven solo zodíacos funestos,
abominad las manos que apedrean las ruinas ilustres,
o que la tea empuñan o la daga suicida,
siéntense sordos impetus en las entrañas del mundo,
la inminencia de algo fatal hoy conmueve la Tierra
fuertes colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas,
y algo se inicia como vasto social cataclismo
sobre la faz del orbe. ¿Quién dirá que las savias dormidas
no despierten entonces en el tronco del roble gigante
bajo el cual se exprimió la ubre de la loba romana?
¿Quién será el pusilanime que al vigor español niegue músculos
y que al alma española juzgase áptera y ciega y tullida?
No es Babilonia ni Ninive enterrada en olvido y polvo,
ni entre momias y piedras reina que habita el sepulcro,
la nación generosa, coronada de orgullo inmarchito,
que hacia el lado del alba fija las miradas ansiosa,
ni la que tras los mares en que yace sepultada la atlántida,
tiene su coro de vástagos altos, robustos y fuertes.
Unanse, brillen, secúndense tantos vigores dispersos,
formen todos un solo haz de energía ecuménica.
Sangre de Hispania fecunda, sólidas, inclitas razas,
muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo.
Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el espíritu ardiente
que regará lenguas de fuego en esa epifania.
Juntas las testas ancianas ceñidas de líricos lauros,
y las cabezas de jóvenes que la alta Minerva decora,
así los manes heroicos de los primitivos abuelos,
de los egregios padres que abrieron el surco prístino,
sientan los soplos agrarios de primaverales retornos
y el amor de espigas que inició la labor triptolémica.
Un continente y otro renovando las viejas prosapias,
en espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua
ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos.
la latina estirpe verá la gran alba futura:
en un trueno de música gloriosa, millones de labios
saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente
Oriente augusto, en donde todo lo cambia y renueva
la eternidad de Dios, la actividad infinita.
Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros.
!Inclitas razas ubérrimas, sangre de Hispañia fecunda!
El paseo ha sido modificado construyendo un parterre ajardinado en su parte central, decorado con
ejemplares de Palmera excelsa (Trichicarpus fortuney), setos de Boj (Buxus sempervirens), Naranjos morunos (citrus aurantiun var. myrtifolia), Jazmines (Jasminum primulinum), Esterlitia, Calas y alguna otra especie de jardineria
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