sábado, 5 de abril de 2014

Las plagas acechan al Parque de María Luisa, por Jorge Benavides Solís


Cinco ejemplares de eucaliptos centenarios 
han sido talados tras ser declarados enfermos incurables

Una persona, para vivir diariamente, necesita el oxigeno que producen 22 árboles; sin embargo, mientras la población del mundo aumenta, en este mismo momento, cada día miles de árboles milenarios se están talando en la Amazonía

Para hacer espacio al tranvía, muchos naranjos y plátanos frondoso desaparecieron de la Avenida de la Constitución y, por otro motivo, del Prado  por decisión de Monteseirín.  Hoy cinco eucaliptos centenarios que podían vivir al menos otros cien años en el Parque de María Luisa de Sevilla, como consecuencia del descuido, de la agresión del ambiente o del contagio, primero han sido declarados enfermos incurables y luego han tenido una “muerte indigna asistida”.

A un proceso similar están sometidas las numerosas palmeras que llegaron para la Expo del 29 provenientes de varias partes del mundo. Una de ellas es de una especie de hace millones de años. Unas palmeras han muerto y se mantienen como grises muñones testimoniales; las demás, que superan ampliamente el centenar o enseñan sus  cavernosas heridas, o están sometidas a tratamiento o se encuentran suportando la insoportable infección del implacable picudo rojo. Ojalá no sean declaradas como enfermas incurables como ya ha sucedido con algunas de la Avenida. Desde hace tres años no veo plantar árboles ni reemplazar la vegetación agónica.

El Parque de María Luisa, a este paso, de forma silenciosa, corre el peligro de convertirse en hospital y cementerio de la naturaleza que tanto preocupó e inspiró a los románticos intelectuales, filósofos, poetas y artistas del siglo XIX

¿Cómo es posible que suceda esto en Sevilla, cuya máxima belleza precisamente proviene de su vegetación (“verde que te quiero verde”), de su olor (“Huerto donde madura el limonero”), de su color (”tiene un color especial”)? ¿Qué sería de esta ciudad sin azahares, damas de noche, buganvillas, claveles, gitanillas, incienso y canela?, Responda usted, no espere la de los poetas ni la de los políticos. La respuesta no la tienen ellos, Imagine usted ¿qué sería el Alcázar sin rumos, sin olor y sin color?

“Pero lo que usted ha visto no solamente sucede aquí!, me dice uno de los trabajadores que estaba amortajando con una afilada sierra uno de los cinco eucaliptos del parque. “ Me contrataron para hacer lo mismo con centenares de eucaliptos propiedad de la papelera de Huelva y también de  pinos en Galicia ¿No se ha enterado  que también están soportando las plagas”?

Un inconmensurable reajuste está haciendo la naturaleza debido a la intensiva explotación de los recursos naturales no renovables, pensé,

Cien años habrá que esperar para ver otro eucalipto como el que ha muerto en el parque, mil años para ver tímidamente reverdecida la Amazonía porque no admite una reforestación programada, sino solamente un lento y largo proceso que hará posible la emergencia de factores similares a los de la selva original

“¿Sabe usted? El picudo vino con las palmeras que se importaron para las urbanizaciones que se construían en el litoral en plena burbuja inmobiliaria; entró por Almería y Málaga, me dice el trabajador. ¿No se hicieron los correspondientes controles?

En la era de la globalización capitalista hay muchos intereses incrustados en los gobiernos. Estamos inmersos  en una situación que ha provocado la expulsión de sus lugares de nacimiento de más de 250 millones de personas hacia los países llamados desarrollados en los cinco continentes, Desde 2008, uno de cada dos habitantes, después de abandonar el campo porque allí la esperanza ha muerto, ya vive en megaciudades (más de 20 millones de habitantes) y núcleos urbanos

Estamos en la era de la implacable explotación intensiva de los recursos naturales no renovables. En pocos años, en Borneo, cuatro millones de hectáreas de bosque milenario se han convertido en monocultivo de palmas de aceite y se proyecta hacer igual cosa en unos seis millones de hectáreas en Malasia, además de 126,5 millones de hectáreas en Indonesia. Arrasan bosques originales para sembrar palma de aceite. Una eficiente forma de conseguir el lucro, sin importar la definitiva pérdida de la biodiversidad: aves polinizadoras, insectos, bacterias, fauna menor, plantas, etcétera, y la pérdida  del ciclo de la vida. ¿Cómo van a permanecer en su lugar de vida los campesinos paraguayos si millones de hectáreas han sido compradas por empresas chinas para cultivar soja  y exportarla a China sin la participación de trabajadores paraguayos?

En medio de esta situación el Parque de María Luisa, un incomparable Bien de Interés Cultural, no está acechado solamente por las plagas naturales, sino también por los vándalos, y lo que es peor: los responsables  de su protección no consiguen hacer lo suficiente



Jorge Benavides Solís / 13.11.2013

Coincido casi plenamente con el contenido de este artículo que me ha enviado su autor, rectifico que el número de eucaliptos talados en el Parque de María Luisa es muy superior a cinco, y nunca tuve el convencimiento de que estuvieran tan enfermos.

Respecto al arbolado del viario público estoy segura que la mayoría de los problemas que sufren nuestros árboles, solo hay que observarlos, son las podas inadecuadas y efectuadas de la peor manera y muchas veces a destiempo.

En la Avenida de Rafael Salgado se talaron todas las Robinias existentes para sustituirlas por Acacias del Japón, tuve la ocasión de hablar con personal que realizaba esta tarea, uno de los responsables me comento que un empleado suyo, podador por profesión y con un bagaje de muchos años se había presentado a un puesto, creo me dijo que para el Alcázar y resultó seleccionado otro trabajador que no tenía ni experiencia
Cualquiera no pude realizar la poda de un árbol, hay libros escritos sobre esta materia y su conocimiento

Actualmente si se ha efectuado la replantación de alguna calle de nuestra ciudad, no obstante representa una gota de agua dentro de un océano, pero el retraso que esta ciudad lleva con su arbolado no se soluciona en dos días,  no existe calle en la que falten árboles en mal estado y alcorques vacios, cuando no ya eliminados

He comentado muchas veces que cuando viajo siento envidia, no solo por el cuidado que en otras ciudades demuestran sus gobernantes respecto al tema verde, sino incluso por el aprecio  que los ciudadanos en mayoría  demuestran tener

Posiblemente si los ciudadanos los valoraran los gobernantes actuarían de distinta manera.

Aquí muchos los consideran simples postes que sirven para amarrar la bici o la moto, para colocar propaganda, para  las necesidades de su perrito,  incluso para divertirse arrancándoles la corteza
Se olvidan de que sin ellos no tendrían Oxigeno para respirar  y la respiración es función más que vital en la vida


Si empezamos a valorar y exigir respeto a nuestros árboles en la ciudad, la semilla puede extenderse. ¡Ojalá así sea!

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