El parque de María Luisa, emblema de la
jardinería de la ciudad, es fruto de la labor continuada durante decenios de
sucesivas obras de remodelación y conservación que tuvieron su principal
desarrollo entre los años 1912 y 1922, a partir
de los jardines de la Duquesa de Montpensier. La infanta María Luisa de
Borbón y Borbón, donó a los sevillanos en 1893 para su uso y disfrute. Ante la
expectativa de la Exposición Iberoamericana, inicialmente a celebrase en 1914,
finalmente teniendo lugar en 1929, se acometieron obras y se construyeron
nuevos edificios e instalaciones.
En esta labor inicial de reforma y
embellecimiento participó de manera determinante el ingeniero francés
Jean-Claude Forestier, quien respetando el estilo propio de los jardines ya
existentes en la ciudad, desestimó la
aplicación predominante de modelos
entonces en boga, como el paisajismo inglés o el detallismo geométrico francés.
Así la mayor parte del parque corresponde a un estilo romántico, con detalles
de carácter paisajístico, a lo que contribuye el hecho de que tres cuartas
partes de sus especies arbóreas sean caducifolias; al perder la hoja en
invierno el jardín cambia de fisonomía estacionalmente creando ambientes
bucólicos donde se interpretan elementos arabizantes, afrancesados y anglosajones
Originalmente la extensión del parque
abarcaba desde el Palacio de San Telmo hasta la llamada entonces Huerta de la
Mariana, Hoy Plaza de América, totalizando en la actualidad una superficie de
381.360 m2 unas 38 Ha, incluida la Plaza
de España
El Parque de María Luisa, pues, no puede entenderse sin la dimensión de la
celebración iberoamericana de 1929 y por tanto, en sus inmediaciones y su
propio recinto encontramos integrados monumentos tan notables como la Plaza de
España y edificios de apreciable valor como el Pabellón Real, el Museo
Arqueológico y el Pabellón Mudéjar
El recinto interior del Parque se
estructura en una serie de ejes longitudinales paralelos, distinguiéndose dos
grandes zonas, una primera, mas sombría y monumental, que conserva gran parte
de su trazado original como jardín ducal y una segunda, en la zona oeste y
ocupando el sector central, en la que predomina el colorido y el carácter
autóctono y donde se hace más patente la labor “forestiana” de transformación y
de nuevo diseño. De la complejidad y riqueza interior del Parque dan fe sus
innumerables glorietas y rincones pintorescos, fuentes y estanques
En lo referente a su composición florística
el parque cuenta con más de 3.500 árboles, casi 1000 palmeras y un número superior
a 1000 naranjos amargos o sevillanos, que junto a arbustos y herbáceas se
distribuyen en más de 100 especies diferentes. A destacar entre muchas otras
posibles, magnolios, árboles del amor, jaboneros, araucarias, cicas,
eucaliptos, fresnos, falsas acacias, pinos, grevilleas, podocarpos, ficus, soforas, ombúes, plátanos de sombra y
cipreses
Entre los arbustos señalar limpiatubos,
laureles, pitósporos, mirtos, nandinas, pacíficos, durillos, espíreas y
celindas
Fuente:
folleto editado por la Delegación de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sevilla con la colaboración del Distrito
Sur
En el mapa se refleja el lugar en que se ubicará el Monumento a Forestier, queda enfrente mismo del Monumento a la Infanta María Luisa y formando triangulo con el Monumento a Aníbal González |
Desgraciadamente y si alguien no pone freno y remedio en la
actualidad peligran sus palmeras, ya son muchas las que han caído y las que se
encuentran afectadas y lo peor es que ante la pasividad de los responsables que
no hacen nada el Picudo rojo pasea por el parque, cuando haya terminado con las
palmeras canarias y datileras que digamos son su manjar de festín, puede
suceder que continúe con las otras especies y en poco el parque puede perder
todo su aspecto y encanto
Ya comenzó el deterioro con la tala de unos 10 hermosos
ejemplares de eucaliptos que para muchos representa toda una incógnita el
motivo de su tala, más como aquí es difícil investigar y más difícil pedir responsabilidades
puede pasar de todo.
No es suficiente sacar normas desde una mesa de despacho, las
normas deben de cumplirse y sobre todo el que las dicta
De su incumplimiento se ha aprovechado nuestro ya, picudo
rojo que ha arrasado palmeras en todos los espacios sevillanos
Declarado plaga conociéndose lo agresivo de su proliferación
y se han dejado las palmeras sin actuación como auténticos focos de infección
para que el escarabajo siga colonizando y destruyendo, vamos que se le han dado
todas las facilidades para que se multiplique y destruya
Y lo que destruye tiene un importante valor tanto
paisajístico como económico, conseguir palmeras del porte de las que están
cayendo reqiere no solo un importante desembolso económico sino muchos años
para que puedan alcanzar el porte adecuado
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